Después del curso de hielo, comezamos un curso de montañismo invernal, esta vez con un grupo de alumnos de variada procedencia (Vitoria, Guipúzcoa, Canarias y Galicia) Mireia, Laura, Ángeles, Ignacio, Miguel, Yeray, Jaime, Ángel, Joaquín y Valentín.
La nieve en las caras sur era casi inexistente pero en las norte se encontraba sin trnsformar apenas. Esto impedía realizar los ejercicios de autodetención de manera óptima, pero a base de buscar, localizamos una zona bastante bueno en las laderas del Castanesa (en la zona de El Ampriu, en Cerler). Técnicas de progresión sin piolet y con piolet, sin crampones y con crampones. Seguros en nieve y aseguramiento en zonas delicadas (además de saber hacerlo de manera dinámica).
El tercer día fuimos a un barranco que está en la umbría de la estación de el Ampriu, en enero tenía mucho hielo y nada de nieve, pero ahora encontramos como un metro de nieve. Con la idea un poco loca de localizar el hielo, subimos con tres palas y comenzamos un duro trabajo, localizamos el hielo pero obviamente era una tarea de locos limpiar una superficie de tal tamaño que nos sirviera para las prácticas, pero un rayo de sol no hizo ver que muy cerca a una altura razonable había una pequeña lengua de hielo en buenas condiciones. Un poco de limpieza y listo.
En dos grupos, trabajamos en las técnicas de encordamiento para la progresión simultánea y la progresión en hielo (fácil, claro).
El jueves decidimos salir a hacer una excursión de día, al lago Gorgutes. Una vez allí en dos grupos nos dividimos el trabajo. Unos irían a trabajar la progresión por crestas y otro (Joaquín, Ángel, Valentín y yo) al corredor de la Montañeta.
No sé la razón pero al llegar a la unión de los dos brazos que lo componen, me incliné por el más empinado (defecto profesional). Para el descenso utilizamos dos setas que hizo Toño la semana anterior (estaban de puta madre).
Creo que fue una magnífica experiencia para Valentín. Para Ángel y Joaquín fue ampliar experiencia en montaña.
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